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Foto del escritorLuisa Aguirre

A mi padre

Actualizado: 29 jun 2022

Esta semana se celebra el Día del Padre, el primer Día del Padre sin él.


Cuando tenemos a nuestros padres, los hijos desde nuestra ignorancia o desde nuestra posición solemos idealizarlos, e incluso exigirles que sean de una u otra forma, menos como realmente son.


Mi papá siempre fue visionario, disciplinado y ordenado, al punto de ser quizá un poco frío a mi parecer, yo veía a otros papás más cariñosos con sus hijas. Después de su muerte, empecé a darme cuenta de que la forma en que él había sido conmigo, había hecho que pudiera sobrellevar lo doloroso del duelo. Si me hubiese criado diferente, posiblemente no estuviera escribiendo este blog y la perdida sería más dolorosa.


Muchas veces se dice que le tenemos miedo a la muerte de nuestros padres, no sabemos cómo vamos a reaccionar, cómo vamos a vivir sin ellos; y esto sin importar la edad, porque aunque no dependamos de ellos de una forma literal, cuando fallecen el vínculo es tan grande que sentimos que no seremos nada sin ellos, nos sentimos como niños perdidos.


Este miedo es realmente miedo al abandono, sentimos que nos abandonan, que nos dejan, que se han ido y que no fue suficiente el tiempo con ellos. A lo largo de los días y los meses, se empiezan a experimentar todo tipo de emociones e incluso cambios a nivel físico, podemos engordar un poquito más o adelgazar, puede invadirnos el insomnio o estamos más retraídos que de costumbre, todo ello mientras procesamos los cambios que implica el haber perdido al progenitor. Lo primero que experimentamos es el shock y es nuestro mejor amigo, en ese momento, para poder vivir a cuentagotas el proceso, es tan fuerte que debe ser dosificado y las fases son el camino que debemos recorrer; no es lineal, no es ordenado y tampoco es rápido, como muchos creen, nunca falta el comentario: "¿Sigues igual? Ya supéralo", "Estás desaparecida, tienes que salir más", o "Ya pasó bastante tiempo". Está claro que solo el que lo ha vivido sabe que no hay prisa para el duelo, que no podemos ponerle tiempo, pues cada duelo tiene sus particularidades y no hay una receta para llevar al pie de la letra los ingredientes.


Mi padre, como buen tanatólogo y místico, solía decirnos: "Tenemos que hablar de la muerte de una forma natural y sin miedo", y sí, ahora entiendo la sabiduría de sus palabras, el tanatólogo es como un partero pero al revés, nos ayuda a nacer a otra realidad.



A mi padre solo puedo decirle cuánto lo amo y lo agradecida que estoy por que se preparó, a pesar de que fue una muerte repentina y convulsa.


Si tu papá o tu mamá viven, disfrútalos, es el recuerdo de los pequeños detalles el que nos acompañará el día que ya no estén en este plano, pero siempre, siempre estarán a nuestro lado porque somos el reflejo de ellos.


¡Feliz Día del Padre!


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