Ya sea porque hayas pasado por un duelo, estés pasando por uno o vayas a pasar por alguno a lo largo de tu vida.
El duelo no es un tema exclusivo de algunos, realmente es la finitud de lo que llamamos vida y nos atañe a todos. Tenemos claro que desde el momento en que nacemos tenemos algo certero, algún día vamos a morir y es inevitable.
En nuestra actualidad no existe una cultura del duelo, todos creemos que sabremos decir las palabras correctas al llegar a un funeral: “Lo siento”, “mis condolencias para la familia”, “todo fue tan rápido ¿Cómo sucedió?”, “Resignación, todo pasa por algo”, creemos que estás son palabras de aliento, sin embargo, ignoramos por completo lo que verdaderamente siente la familia.
La muerte de alguien está marcada por una serie de circunstancias, por lo general las ignoramos, no sabemos a ciencia cierta cuál era la relación del difunto con su familia, tampoco sabemos si hubo viejas heridas que no se lograron sanar e ignoramos los detalles, más allá del acontecimiento.
Cuando alguien fallece existe una serie de circunstancias que marcan profundamente a la familia, desde cómo reciben la noticia, quién de ellos notifica al resto de la familia y amigos cercanos, papeleos legales que hay que realizar, llamar a la funeraria, solicitar un certificado de defunción, hasta como vestirá el fallecido.
Mientras ocurre todo esto también se debe lidiar con la parte afectiva y emocional, es por ello que decimos que el shock es el mejor amigo al inicio, permite que se puedan realizar estos movimientos, que seamos ágiles a pesar del dolor, muchas personas incluso no recuerdan detalles desde el fallecimiento hasta el entierro porque estuvieron atendiendo otros asuntos alrededor de la perdida.
La pregunta es: ¿Cómo podemos ayudar a los que sufren la perdida en ese momento?
Existen otras formas de ayudar o aliviar en el momento, más allá de las palabras o los detalles florales, esa forma de ayudar es el servicio. Preguntar siempre ha sido importante: ¿Cómo podemos ayudarlos?, ¿necesitas que llame a alguien?, ¿quieres que traslade a alguien a la funeraria?, ¿puedo ir a buscar tu ropa a casa para que no tengas que salir de la funeraria?, ¿necesitas que ayude con tu perro?, estos son algunos gestos que podemos aplicar al momento de tener que dar un pésame, la familia necesita organizar muchas cosas y si podemos ayudar a que solo se enfoquen en las emociones de la perdida les daremos cierto alivio, usualmente los trámites legales los hace el familiar “más fuerte” que también puede verse afectado días después ya que no vivió el momento de la misma forma que los demás
El servicio es una forma de ayudar a las personas en el momento del duelo y muy probablemente recuerden más los gestos que las palabras, por lo general las personas recuerdan más como los hacemos sentir.
Recordemos que la muerte de alguien merecen todo el respeto como la misma vida, es ese momento de reflexión profunda que no hace recordar que somos materia finita, un momento donde homenajeamos al que ya no está con nosotros. Reconfortar a otros es importante para aliviar la ausencia del que se fue.
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