Existen diferentes tipos de duelos, pero uno de los más difíciles es el duelo de un hijo, generalmente si pierdes a un padre se dice que has quedado huérfano, si pierdes a tu pareja se dice que eres viudo o viuda, pero si pierdes un hijo no se tiene definición o nombre.
La muerte está rodeada de diferentes características, se debe comprender las condiciones de cómo fallece la persona, de qué fallece la persona, la relación que teníamos con quién falleció, la forma de enterarnos del fallecimiento, todo esto tendrá un impacto en cómo transitamos el duelo.
La pérdida de un bebé ya sea durante la gestación o posterior a su nacimiento se le conoce como duelo perinatal o neonatal respectivamente, este proceso emocional que atraviesan los padres suele ocurrir por abortos espontáneos, muerte fetal, muerte neonatal o interrupciones del embarazo por casusas médicas.
Es un duelo del que particularmente no se habla, ya que implica el dolor de perder a un hijo antes de haberlo conocido completamente. Muchas veces este tipo de duelo se enfrenta en silencio o con poco reconocimiento social, aumentando así el aislamiento y la dificultad para ser transitado. Debemos comprender que alrededor de este duelo ha existido una previa ilusión que se construye alrededor el embarazo, existen grandes expectativas que muchas veces pueden ser exigencias que imponte la sociedad o la cultura en la que nos encontramos.
La madre es la principal doliente de este tipo de perdidas, no solo por la parte emocional sino por las implicaciones físicas, en su cuerpo se ha gestado por cierto tiempo una nueva vida que de un momento a otro deja de latir, además del impacto emocional de la noticia se debe someter muchas veces a procedimientos quirúrgicos que traerán consigo consecuencias en su estado físico, emocional y hormonal. El padre muchas veces queda en un segundo plano, olvidando así que también es doliente y que muchas veces lleva consigo la responsabilidad de cuidar a la madre, además de tener que mostrarse “fuerte” frente a la adversidad, lo que resulta complicado pues no podemos dejar a un lado el dolor que esté puede llegar a sentir.
Es indispensable que durante este tiempo la pareja este rodeada por familiares que con amor los acompañen en el duelo, además de no ejercer presión sobre la pareja que debe lidiar con la perdida, es posible que se experimenten preguntas cómo: ¿por qué a nosotros? ¿por qué debe morir un bebé? o tener sentimientos de culpabilidad, sentir que se ha hecho algo malo o diferente que no permitió que el bebé completará su gestación, debemos comprender que estas preguntas son válidas y son genuinas, pero no todas tendrán una respuesta. En este tipo de duelos debemos entender que no existen culpables, que no somos los únicos que han pasado por esto, por lo que también es importante pedir ayuda de un experto o buscar talleres colectivos donde existan otros padres que hayan pasado por lo mismo.
En estos casos, debemos confiar que la naturaleza que rige el universo entero y que por lo tanto nos rige a nosotros, actúa de forma sabia, lo más importante es reconocer nuestras emociones y aprender que sentirnos vulnerables no está mal, que a medida que avancemos en el duelo podremos ir obteniendo la madurez para aceptar que no siempre las cosas ocurren como quisiéramos, pero que al sacar la lección o el aprendizaje de la experiencia vivida, podremos también empatizar con otras personas que estén pasando por lo mismo y con amor, paciencia y profundo agradecimiento podremos volver a intentarlo.
Comments